OPINIÓN 2015


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VOLVER

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Baja la gente en riadas por la calle Ancha, encallan los regresados en las plazuelas del Húmedo y dicen que en un pueblo (¡oh maravilla!) se formó un día un atasco. La otra mitad que nos faltaba ya llegó, y León está como debiera estar siempre, repleto de niños gritones y padres con barbas hipster. Sólo cuando no podemos dar dos pasos sin tropezar con el compañero de pupitre que ahora diseña coches en Dusseldorf o con el vecino de escalera que les perfila el césped a los ricachones de Los Ángeles o con el primo armado de valor que cocina para noruegos en restaurante a pie de muelle se da uno cuenta de las proporciones de la sangría. Se han ido muchos. Y entre ellos, algunos de los mejores. Nunca debimos permitir que se abriera esa herida, y quizá ahora sea demasiado tarde para restañarla.
La ciudad media y pequeña de este país, desinflada y agostada, se parece a la pequeña y mediana empresa: ambas forman la verdadera trabazón del Estado, una retícula vital insustituible, pero día tras día se ven castigadas, olvidadas y gravadas con mil peajes y arbitrios. Todo corre a favor de la tiranía del número y el tamaño: la gran capital con su cortejo de distritos feudatarios y la multinacional arrogante, mimada por cada gobierno con gratas foralidades y dispensas. Soria y la tienda de la esquina se parecen. León y una librería de viejo, también. Nadie parece tenerlas en cuenta aunque cada cierre, cada deserción y cada desespero en ellas son boquetes abiertos en la pura línea de flotación del país.
Me encuentro con una amiga que vive en Alemania. Me habla de todo tipo de ventajas sociales: baja por maternidad de tres años, gratuidad para los jóvenes en los transportes públicos regionales, ayudas (reales) a la vivienda, horarios laborales flexibles en padres y trabajadores con personas dependientes a su cargo, etcétera. Añora España y a su familia, pero no contempla la vuelta como posibilidad real. Además, su pareja es de otro país europeo; las semillas dispersas arraigan allá donde las lleva el viento. Optimista (o ingenuo), le pronostico el regreso, aun dentro de varios años. Mueve la cabeza. Se dedica a la música clásica. «España ha abandonado la cultura, es una pena». Mi petición de retorno queda flaca de argumentos.
-¿Volver? De vacaciones… y cuando nos jubilemos.
Ahora, señor presidente, corra tras ellos.
Emilio Gancedo (Diario de León) 28/12/2015
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CORNADA DE LOBO
Pisada de buey...

PEDRO TRAPIELLO 12/12/2015    


Hay un tetrálogo acuñado por el resabio popular que establece los cuatro mandamientos básicos que hay que cumplir para salir adelante en esta vida o, al menos, no salir de ella desollado. Hay que recordarlos en este tiempo de guerras van, huídos vienen... y vótame a mí.

Dice esa sagrada tabla:

Pisada de buey,

ojo de halcón,
diente de lobo
y hacerse el bobo.

En política se exigen estos deberes más que en ningún otro oficio o campo. El político profesional ha de ir siempre lento con el tonelaje del cargo como pisando huevos (y también testículos)... como alargando la vista para anticiparse al peligro (o a la presa)... como tirando dentellada al adversario y mondando con incisivos de garlopa hasta los huesos del presupuesto... y como diciendo finalmente yo no era, yo no sabía, yo no estaba, el informe que me pasaron era un Pásmate, el secretario se llamaba Creíque y mi recto proceder se apellidó Penséque.

El andar de los bueyes es lento. Los bueyes jamás trotan o galopan y apenas se amoscan si en el puerto les pica un tábano como un tordo. Los bueyes gallegos son aún más lentos, que allí todo es monte y cuesta. ¿Será entonces Rajoy un buey pisando o procediendo?... ni lo dudes, y buey gallego.

Gracias a lo de buey, cuando un gallego pisa cumbre de poder propende a eternizarse, no sé por qué, y seguro que Rajoy aprendió o tiene algo de sus paisanos Franco y Fraga, tan perpetuos ellos dos. Los sondeos le sonríen y un país miedoso le repesca porque, a fuerza de hacerse el bobo, hasta se le pinta cara de inocente o de «yo no fui» si actúa con Bertín en «Viva el vino». Y lo de ojo de halcón ni le hace falta.

Cuando Zapatero alunizó en La Moncloa, le brindó Sócrates ese tetrálogo, pero confundió la pisada del buey con la yenka, el ojo de halcón con el tenis y el diente de lobo con el pellizco de monja... aunque en lo de hacerse el bobo lo bordó, a lo Rajoy, quizá porque algo gallego le sopla al cazurro en mitad de su escalera aplicándose el «A todo dijo sí la mesonera con gracia».

... ojo de halcón...

PEDRO TRAPIELLO 13/12/2015

Quedó bien claro que en la categoría «Pisada de buey» el rey es Rajoy... y toca hoy calcular cuánta de esta tropa cumplirá el segundo mandamiento de la tabla de los cuatro requeridos para triunfar en la vida: «Pisada de buey, ojo de halcón, diente de lobo y hacerse el bobo».
¿Cuántos de los señores candidatos que aquí comparecen cree el lector que tienen ojo de halcón, visión larga?... ¿es cierto que el político, por su propia naturaleza, no puede o no le interesa ver más allá del corto plazo?... ¿plantean lo suyo Rajoy, Iglesias, Sánchez o Rivera pensando en el futuro... o en mañana por la mañana?... ¿no es evidente que ya gobierna más un índice de audiencia que una urna?...
La vista larga es fundamental para adelantarse al peligro... o a la presa.
Ojo de halcón. Visión de futuro.
¿Qué gobernante español lo tuvo más aguzado en estos cuarenta años: Suárez, Sotelo, Felipe, Aznar, Zapatero o Rajoy?... ¿vieron lo que se les acabaría viniendo encima?... ¿quizá la única vista larga-largarta fue la de Guerra al decir que a este país no lo iba a conocer ni la madre que lo parió?, porque tanto fue así, que la madre del país acabó cerrándole la puerta al verle travestido de rico-hortera o tontipijo en las décadas del diseño y la rotonda... tanto, que creyó que era el hijo de algún vecino o de dieciséis padres con estatuto... ¿y cómo lo verá esa madre cuando este país, en breve, se meta en cirujías de belleza constitucional y empiece a perder lorza catalana y papada bilbaína o a inflar de botox el morro madrileño?... tanta pérdida de grasa y territorio lo desfigurarán... y aún queda la reducción de tetas (gallegas, por supuesto) porque los galaicos del Breogán se irán poniendo muy escoceses diciendo que también ellos tienen gaita.
Ojo de halcón. Ni se ve. Y si no lo tienen, ¿mandan al menos ojeadores a los cerros para ver lo que nos viene de lejos?... ¿quién se encarga en España de las perspectivas y las prospectivas?... ¿lo fiamos todo a los profetas que contrata cada cual?... ¿qué pesa más aquí, la imprevisión o la improvisación?... ¿lo arreglarían poniéndose gafas?... puesss no, usan sólo las «de cerca».

CORNADA DE LOBO

... diente de lobo...

PEDRO TRAPIELLO 14/12/2015  

Tienen los dientes del lobo como funciones primordiales: 1, aterrar al enemigo; 2, aplicarle dentellada de tenaza; 3, desgarrarle los cueros y 4, rebañarle la carne hasta mondarle los huesos.
Diente de lobo... lo peor para el pescuezo de las borregas.
Al político de oficio se le pide «pisada de buey, ojo de halcón... diente de lobo... y hacerse el bobo». El dicho no especifica cuál de las cuatro funciones del diente de lobo ha de lucirse... quizá la primera, enseñar colmillo y rugir la fiereza de vez en cuando para recordar quién manda y quién come primero... aunque quizá le caben también las cuatro, porque cuando un lobo «enlobece» (como dicen en la Cátedra de lo Rural que tiene Ful en Cármenes), nunca le basta con dos borregas ni cinco ni diez; a diente segaría toda la majada si no le pesara la tripada o el escapar vivo de la zarracina, cosa que suele verse también en no pocos políticos indemnes y tan campantes... y con tripada por detrás si son viejos en las artes del morder... o en la mordida.
Sócrates se ríe mucho del refranear e interrumpió con su clásica pregunta tocagaitas: ¿hay diferencias entre el diente de lobo y el de loba?... ¿y entre el de zorro y zorra?... se cuajó el aire y nadie osó entrarle al trapo... ¿y qué madera mejor para mango de hacha, la encina Común o encina Carrasca?... qué zorro, le calamos la intención... y como buenos discípulos aplicamos su librillo devolviéndole preguntas: ¿quién cree, profesor, que tuvo mejor diente de lobo: Suárez, Sotelo, Felipe, Aznar, Zapatero o Rajoy... y quién es más lobito de los nuevos: Sánchez, Iglesias o Rivera?... ¿y a qué diente de lobo cree Sócrates que se refiere el dicho, al colmillo de degollar y desgarrar o al incisivo de raer hueso o roer estaca?... entonces, el profesor, levantando lentamente la comisura del labio hasta mostrar el colmillo de oro que se hizo poner de joven sin ninguna necesidad, por impresionar, nos dijo: gracias a él, libré con bien muchas batallas de cátedra o departamento... y algunas de crédito y banco, el oro dice mucho.
Diente de lobo. Y en mandíbula de candado como la de Artur Mas, temible.    

CORNADA DE LOBO 

... y hacerse el bobo

PEDRO TRAPIELLO 16/12/2015
Es la más importante de las cuatro reglas exigidas al político: parecer bobo aún siendo un listo. Recuerda: Pisada de buey, ojo de halcón, diente de lobo... y hacerse el bobo.
De nuevo, el campeón de esta modalidad es Rajoy, seguido a poca distancia, según sondeos, por Zapatero... aunque es todavía más insufrible hacerse el listín, pues ahí el gran figura es Aznar... repelentito se pone el tío cuando se mete en lecciones y vaticinios.
Hacerse el bobo. Un clásico.
¿Cómo dice usted?... ¿me pregunta a mí?... ¿de qué me habla?... ¿estaba yo allí?... no, yo no era, me apellido Andana y nos confundió la niebla... no se volverá a repetir, viva el vino... y viva el lema «A todo dijo sí la mesonera con gracia»... ¿o dijo que no?... bueno, salvo algunas cosas... en fin, que salga Cospedal y diga «pago en diferido».
En algún caso es sensato hacerse el bobo, creo, igual que se hace el muerto un bicho por engañar al depredador. Y lo aconseja el refrán «Más vale cenar dos veces que dar explicaciones»... y llámate bobo.
Pero hacerse el bobo cuando se administran intereses del común o la nación es una de dos: o engaño o carencia (y cese fulminante en ambos casos).
La cosa es que muchas veces no es fácil distinguir al político que se hace el bobo del que lo es de plano y de ancho. Si peligroso es el primero, ruinoso es el segundo, guatemalo uno, guatepeor el otro, aunque para muchos cargos el bobo de naturaleza es el preferido de los amigos, los conmilitones o los parientes aprovechados... y de la ejecutiva provincial, por supuesto.
Pero entre quien se hace el bobo y quien lo es, hay otra categoría: el embobecido por el cargo o gabela que pilló. Hay cerros de ellos y los que mejor les ven embobecer son quienes les conocieron antes y ahora flipan... y es que hay cargos que embobecen per se... en provincias (donde el marmurar es la biblia) nos hartamos de contar casos y apellidos, pues aquí el paponeo, el pavoneo y el meneo se ostentan. Lo curioso es que al político que tiene jefe de prensa se le nota más.
Y Sócrates, profeta: En verdad en verdad os digo que los bobos entrarán en el reino de estos cielos y hemerotecas.

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Un compañero nos explica los motivos por los que renuncia a ser condecorado por sus años de servicio en la Junta de Castilla y León:

En la Junta de Castilla y León sobran "sanchopanzas", siempre ávidos de ínsulas baratarias y demás canonjías, y escasean los "quijotes", considerados locos suicidas por los demás. Recordemos por boca del protagonista lo que significa la andante caballería: "Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?"

Para el funcionario medio de la Junta reivindicar la dignidad del empleado público, exigir el respeto de la legalidad y la preeminencia del Estado de Derecho, es de tontos y mentecatos, anteponiendo a estos elevados principios el pragmatismo de la gratitud estomacal. ¡Así nos luce el pelo!

Por último, cuando llegué a Castilla me hacía ilusión encontrarme con los herederos de las nobles estirpes de los Maldonado, Bravo y Padilla. Desgraciadamente, en este putrefacto mundillo funcionarial, salvo honradas excepciones como PLADEPU, la mayoría parecen ser descendientes de la prolífica casta de Lázaro de Tormes y como tales ejercen de vulgares pícaros.

Renuncia a la condecoración por 15 años de servicio.

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CUERPO A TIERRA

Martínez Majo
antonio manilla 02/09/2015
De ardor proyectista nunca hemos andado escasos. Ni municipal ni provincialmente. La hemeroteca rebosa de promesas incumplidas e ideas nonatas, que se lanzaron al aire a bombo y platillo pero nunca llegaron a ver la luz. Será por ideas. La barra de cualquier bar es un laboratorio insomne capaz de nutrir soluciones hasta para problemas que no existen. Ya conocen la anécdota: en campaña electoral, un candidato anuncia un puente nuevo y, cuando le recuerdan que el pueblo no tiene río, promete un río. Anda que no lo hemos visto aquí veces. Cuando estábamos sin aeropuerto, nos ilusionaron con una escuela de pilotos, cuando conseguimos el aeropuerto, en vez de aviones, nos hablaron de una autopista de drones, que son aviones sin piloto. Nos movemos en el ámbito de lo etéreo con más soltura que el Barón Rojo, héroe de las nubes y señor del viento.
Triste misión, en tiempos de crisis, la de gestionar ilusiones, que es el primer mandamiento del político. Debe tentarse las vestiduras dos veces antes de abrir la boca. Es raro, no obstante, el que lo pone en práctica. Los más listos de la clase se hacen ventrílocuos: dejan que sean sus subordinados los que se desgasten lanzando ocurrencias por la borda del sin ton ni son. Una foto con sonrisa amplia, un apretón de manos y promesa olvidada. Carpetazo al asunto. Por estos pagos somos «cum laude» en posibilismo. Cualquier cosa es posible mientras no se demuestre lo contrario. Justo lo opuesto a la lógica más elemental: quien hace una afirmación es quien debe probarla. En las instituciones, hace falta gente de esta y de la otra: que tenga ideas ilusionantes y sea capaz de llevarlas a término. Imaginativa pero también pragmática. Pedir que fuera programática, y cumpliera lo prometido a la hora de solicitar el voto, seguramente es utópico.
A la cabeza de la Diputación, después de un presidente sin demasiado pulso, está Martínez Majo, un alcalde que tuvo una idea para su pueblo y la hizo realidad con éxito: las superpiscinas de Valencia de Don Juan. Como mínimo, ya viene vacunado contra el posibilismo de titular y con el valor probado de sacar proyectos adelante. Por eso, cuando propone unir cultura y turismo y gastronomía, hay que darle un voto de confianza: seguro que no termina arrastrando el nombre de León por ferias sectoriales sirviendo vino de Valdevimbre en réplicas del cáliz de doña Urraca. Tiene, por ahora, toma a tierra.
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Los privilegios de sus señorías

JOSE MANUEL García Ruiz de Gopegui (Graduado Social).- de LEON - 21/08/2015

Resulta que,después de 38 años,hoy aparece, en el B.O.E.(Boletín Oficial del Estado),la Recomendación a SUS SEÑORÍAS,de las Empresas Públicas,para que "viajen en Categoría Turista".Y es sólo un Consejo. Hace ya 4 Décadas que estamos esperando esta Idea. Si "todos somos iguales ante la Ley",¿por qué hay Leyes de Privilegio para los Políticos y Directivos de Empresas Públicas?.Si quieren ir en Primera Clase,que se lo paguen de sus Sueldazos no de los bolsillos de los contribuyentes.Siempre somos los mismos los"Paganos".Ya tenemos demasiados Impuestos los "Curritos" como para alimentar a AVARICIOSOS...
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comisiones-bancos

 

 

 

 

 

 

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Yo no puedo creer en la justicia


Andrés Aberasturi 02/08/2015

Da igual que Alfonso Guerra pronunciara o no la famosa frase que se atribuye y que él niega tajantemente. El caso es que Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu, muerto está, desgraciadamente muerto, en este país en el que los partidos —los dos hegemónicos hasta ahora— usurparon de una forma indigna y muy de acuerdo la tercera pata fundamental de la democracia: la independencia del poder judicial. No es que lo politizaran, es que lo absorbieron repartiéndose los nombramientos y ahora —también antes— se tiran los trastos a la cabeza acusándose mutuamente de que determinados magistrados lo son a propuesta de unos o de otros y por tanto deberían abstenerse de juzgar ciertas causas.
Esto, al ciudadano medio, le causa estupor, indignación y una desconfianza absoluta en nada menos que la Justicia y lo que no se entiende es que todo un señor juez no tenga nada que decir ante semejante atropello. Ni un juez, ni sus asociaciones, ni mucho menos el Consejo General del Poder Judicial porque es una institución tan contaminada por los partidos como el resto de la Justicia. Resulta lamentable, todo resulta lamentable.
Nos volvemos a tropezar con lo de siempre: en la sala se van sentar dos magistrados promovidos en su momento a propuesta del PP. Naturalmente el PSOE ha puesto el grito en el cielo y ya fueron recusados por las acusaciones en el caso Gürtel. Pueden ustedes leer las historias de ambos jueces —Enrique López y Concepción Espejel— en la mayoría de los periódicos, por lo tanto huelga repetirla aquí. Pero el problema no es que en fueran propuestos por unos u otros, el problema es que la mayoría de los jueces del TC y del TS tienen apellido de partido y los son a propuesta del Congreso (es decir de los partidos).
En resumen: ¿puede el ciudadano medio, usted y yo, fiarse de lo que ocurre en los despachos del poder y creer en la independencia de la Justicia como garante del equilibrio de poderes en una democracia? Usted, no sé; yo por desgracia, no.

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Juárez.
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Una Administración cada vez mas clientelar

Desde que se troceó, hace ahora ocho años, la antigua consejería de Presidencia y Administración Territorial, las competencias en Función Pública han ido cambiando de ubicación cada vez que Juan Vicente Herrera ha formado nuevo gobierno. En 2011, al suprimirse la consejería de Administración Autonómica, fueron endosadas a la de Hacienda, que en plena crisis se permitió además crear una viceconsejería encargada de gestionarlas. Y ahora, al fusionarse Economía y Hacienda, han ido a parar a la consejería de la Presidencia, cuyo titular siempre había tratado de eludirlas.
Los cerca de 84.000 funcionarios y empleados públicos de la Junta comprenderían todo este deambular si el fín perseguido hubiera sido eliminar los endémicos vicios que lastran la Función Pública en esta comunidad. Pero el desbarajuste, lejos de corregirse, ha ido yendo a más, sobre todo en los servicios centrales, donde el festival de libres designaciones, comisiones de servicio y atribución temporal de funciones sigue sin conocer límite. Según ha denunciado la Junta de Personal, el 37,4 por ciento de los 3.550 asalariados públicos adscritos a dichos servicios se encuentra en alguna de esas situaciones. Actualmente se contabilizan 619 agraciados con una libre designación, otros 603 se encuentran en comisión de servicios y 106 tienen atribuidas temporalmente otras funciones.
Y adivinen cual es la consejería que figura a la cabeza de esta estadística. Efectivamente: Hacienda, con mas de un centenar de libres designaciones y otras tantas comisiones de servicios, es el máximo exponente de lo que la Junta de Personal califica de “Administración clientelar al servicio del poder político”. El balance que deja la consejera Pilar del Olmo en materia de Función Pública es ciertamente desolador. Pero ello no quiere decir, tal como advierte la fatídica Ley de Murphy, que no pueda ser empeorable. Es más: En las manos en que ha caido ahora, lo normal es que empeore.
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MINORÍAS ABSOLUTAS


El trabajo
RAFAEL SARAVIA 10/06/2015
En algún momento, Galdós dijo: «Dichoso el que gusta las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo». Nosotros supimos levemente de qué hablaba cuando a finales de los 90 y principios de este siglo, España, sin saber muy bien por qué o de dónde, ejerció una escala inaudita de sueldos y trabajos donde la dignidad laboral fue ganando enteros. Luego se dieron cuenta de que a ese ritmo, no era factible soportar una realidad económica que prima los beneficios de la empresa en detrimento de quienes la conforman: los trabajadores.
Fue también entonces, cuando el trabajo público pasó de ser motivo de risa (muchos obreros se reían de sus compañeros de la administración pública porque éstos últimos ganaban mucho menos que en la privada) a motivo de ira (de repente, ser mileurista pasó de ser un apelativo denigrante a formar parte de la clase acomodada). Para ello, para frenar esa opinión tan infundamentada de los trabajadores públicos, se empezó a recortar salarios, subir horarios, eliminar beneficios sociales y demostrar que si la función pública podía empeorar las condiciones laborales, la empresa privada tenía más motivos aún.
Desde entonces, el trabajo no ha dejado de ser eso; un camino que de nuevo lleva a la esclavitud. Y el ejemplo que suponía el trabajo público para el resto de empresas, como garante de las condiciones mínimas de bienestar laboral, se ha destrozado sin apenas resistencia por parte del pueblo.
Pero no ha de ser así. La Unión Europea, a través de un informe de la Agencia Europea por los Derechos Fundamentales, reconoce que la explotación laboral grave está siendo un fenómeno preocupante en países como España.
Mientras, escuchamos el eco de los gobernantes: se está creando empleo, la economía sube... hay una recuperación visible... Pero la realidad, la que muestra este informe europeo, es que en España los contratos que vienen son contratos donde no se descansa ningún día, donde se trabaja sin asegurar, donde las amenazas de despido impiden que los trabajadores asuman acuerdos entre sus representantes —los sindicatos— y la patronal... donde la inspección laboral se centra en nimiedades de los autónomos mientras las grandes empresas negocian a la baja las condiciones laborales de sus empleados sin que el gobierno haga nada... Y todo ello, para alegrar de nuevo esas cifras macroeconómicas que nada tienen que ver con nuestro trabajo diario.
Lo último en nuestra comunidad, ha sido privatizar el desempleo. Una vuelta de tuerca al más puro estilo caciquil. Ahora las citas para conseguir empleo vienen de la mano de subcontratas —y no sólo del ECyL— a las que ceden datos públicos contraviniendo la ley de protección de datos, a un personal no cualificado para determinadas tareas y que ejercen la coacción muchas veces.
Creímos que el economista Henry George se había quedado desfasado, allá por el siglo XIX, cuando dijo> «El hombre que me da trabajo, al que tengo que sufrir, este hombre es mi dueño, llámelo como lo llame». Pero si no hay cambio de concepto, seguirá más vigente que nunca.
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J. Rodrigo Domínguez Herranz

Quizás ahora, tras ver lo que está pasando en la Agencia Tributaria, entendamos que para que cosas como estas no ocurran es necesario que exista la figura del funcionario de oposición imparcial, que aplica la legislación vigente y no la distorsiona a favor de nadie.
No puede ser que pongan y destituyan a los trabajadores según su disposición a hacer lo que el político quiera, ni que, para ello, se coloque a personal que debe estar al servicio del ciudadano mediante fórmulas interesadas.
La oposición es el único sistema que garantiza la independencia de la Administración frente a intereses particulares, partidistas y alejados del ciudadano y del servicio público. Así, cuando usted señala la mala disposición de un trabajador en la Administración, lo más probable es que esté señalando al hijo o amigo del jefe político.
Funcionarios de oposición, dentro de la masa de empleados públicos, ya quedamos muy pocos.
Son muchos años destruyendo la figura del funcionario para poder usar el dedo a discreción, ideando fórmulas para meter a los suyos y para impedir que accedan ciudadanos libres e independientes sin intereses creados; para campar legalmente a sus anchas y usar lo público en beneficio propio; para confundir a la ciudadanía y que no distinga a los enchufados y a los políticos (con toda la carga que la palabra “político” conlleva en la actualidad) de los funcionarios de oposición.
En el mismísimo momento en el que el último funcionario de oposición desaparezca, nos habremos convertido definitivamente en un país bananero; y el dinero de todos (aún más) servirá para alimentar a castas de parásitos sociales y ya no habrá barreras para impedirlo.
Ya no habrá funcionarios de oposición que puedan dar fe de la mala fe.— J. Rodrigo Domínguez Herranz.
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CORNADA DE LOBO 


La molienda
PEDRO TRAPIELLO 22/04/2015

Tienen los molinos la manía de confundir a los quijotes y descojonar a los sanchos. Ciertamente, son gigantes de brazos largos que no paran de cazolear aire (que viene de cazo), mientras su molinero roba algo de cada quilma de grano o harina (que de ahí viene lo de esquilmar).
Y de esas harinas venimos.
Los molinos eólicos (aerogeneradores les dicen) no muelen grano, pues su función es ordeñarle kilowatios al viento. Y mientras, ¿qué hace el molinero en este caso? Pues lo mismo que antes, esquilmar... «lo suyo», dice.
De estos molinos vienen hoy los calambrazos, noticias eléctricas que hablan de 110 millones de euracos con los que empresas aerogeneradoras han engrasado (que viene de «untar») la maquinaria autonómica que les enchufó luz verde y preferente a su siembra de huertos solares o bosques eólicos en Castillayleón, esas procesiones de gigantones aspados que festonean los cerros y oteros de las anchas castillas y los leones parameros.
Sócrates sugiere traducirlo a pesetas; se aprecia mejor el vergonzante bulto, el nuevo forúnculo en el culo ciclista de un PP que pedalea y pedalea por huir de la sospecha unánime enchironando Ratos o vistiéndose de Quijotes que vienen a esta vida a «desfazer entuertos»... como Espe... tradúzcase, hablamos de 18.260.000.000 de leandras.
Es mucha grasa para dedicarla a sobornos o mordidas, a financiación de partidos o al típico wisky con mucho hielo y muchas putas... porque si ese ha sido el clásico tresporciento, ¿de qué volumen de negocio hablamos aquí?
Como tras el megawatio castellano y el putowatio leonés está la gigantona Iberdrola, Venancio no tiene gran confianza en que nos vayan a aclarar algo echando luz al asunto... por eso le dice Ibertrola, pura trola, empezando por el recibo donde cada subida de tarifa oculta lo que han de gastarse en mantecas o en moliendas... y eso también lo pagas tú, salao, le recordó Sócrates a Octavito... pero lo que asombra es la cantidad de rastros que dejó esta pandilla... eso sólo lo hace el tonto voraz o el chulo que se ve impune al poder montar su chiringo bajo el paraguas de gobiernos, juntas, untamientos...
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Infección 
http://elpais.com/elpais/2015/03/27/opinion/1427468272_148507.html



Existe una infección cerebral, que se llama ideología mórbida, mucho más contagiosa que la gripe del pollo o la enfermedad de las vacas locas, contra la que no existen vacunas. Uno de los síntomas de esta infección es una fiebre rara que te impide ver el lado sórdido de los políticos de tu partido. Aunque los medios de información descubran y aireen cada día sus delitos de cohecho, malversaciones de caudales públicos y robos descarados piensas que sus tropelías no te atañen. Los votas, pero tú eres un ciudadano honorable. Por mucho que los veas entrar y salir de los juzgados y de las cárceles, esa fiebre ideológica te obliga a creer que basta con el cabreo para sentirte a salvo del contagio. Los votas, pero tú eres un ciudadano incontaminado. La virulencia de esta infección cerebral te llevará a las urnas una vez más como un borrego y, pese a haberte desayunado a lo largo de una legislatura con los latrocinios evidentes de los políticos de tu partido, incluso celebrarás su triunfo si ganan las elecciones. Pero después de depositar el voto en su favor, aunque no lo notes, volverás a casa con el cerebro seriamente dañado. Los efectos de esa lesión son expansivos y envolventes, actúan como una lenta bajada de las defensas, de modo que sin darte cuenta irás perdiendo la autoestima y llegará un momento en que ya no podrás reaccionar contra cualquier clase de injusticia, hasta considerar muy natural que te roben a ti directamente. A estas alturas, un ciudadano libre tiene la obligación de saber que votar a un Gobierno corrupto es un acto inmoral, que te hace cómplice de la corrupción. Te creías vacunado contra esa basura, pero un día el espejo ante el cual tu rostro se refleja, puede que te dé un veredicto fatídico: si de forma consciente votas a un político corrupto es porque tú en su caso harías exactamente lo mismo.





28/03/2015                                  Casas    

La pasada semana el interino presidente de la Diputación inauguraba una Casa de cultura en Quintana del Marco, un pequeño municipio del sur de León, de más o menos medio millar de pobladores. Ha costado 275.000 euros. Entre otras «salas multifuncionales» (sic) cuenta con un salón de actos para casi dos centenares de asistentes. A unos cientos de metros, las tierras de labor esconden una de las más ricas y acreditadas villas romanas de la Meseta hispana. No se ha invertido un euro (ni peseta alguna) en investigarla o recuperarla.

En León, una ciudad con ciento cincuenta mil habitantes, hay un auditorio de primer nivel con una programación escasa y languideciente las más de las veces, un teatro histórico cerrado y un ‘trianón’ ruinoso. En una de sus barriadas se levanta un descomunal y carísimo Palacio de Congresos ejecutado por un prestigioso arquitecto. Mientras, el ayuntamiento recorta servicios y enjuga deuda, tapa restos arqueológicos y entierra proyectos culturales.

Al tiempo, gran parte de los movimientos culturales de esta ciudad y de esta provincia, muchos y crecientes, compuestos por gente que, con mejor o peor tino y acierto se empeñan en ofrecer, las más de las veces gratis et amore, propuestas casi semanales a los ciudadanos (poesía, música, pintura, cine…), se buscan la vida en bares, plazas, calles y recintos varios sin que los poderes públicos hagan nada por ofrecerse a ellos, a su entusiasmo sin límite, con la excusa de una crisis económica que, como en otros terrenos, parece únicamente llamada a depauperar a los de siempre.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia alza sus fotogénicos ‘bibelots’ a poca distancia del amenazado barrio de pescadores del Cabañal. La Ciudad de la cultura de Santiago eleva sus ostentosos y huecos farallones a pocos kilómetros de donde está la auténtica ciudad de la cultura, llamada Santiago de Compostela desde la Edad Media. Etcétera. No aprendemos.

No sé si cultura, pero casas de cultura sí tenemos.
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Miriam C.R, ha sido galardonada con el tercer premio del concurso internacional  de relatos breves sobre humor en la administración Sonrisa de Quevedo, por el relato OPOSICIONES: REALIDAD AUMENTADA.
El jurado definió el relato como “con una historia, referida al frío mundo de las oposiciones para obtener un empleo público, ofrecida desde la humanizada narración de un miembro del Tribunal calificador, que con el asombro propio de Herodoto ante las pirámides de Egipto, comprueba que el sueño del legislador produce monstruos y situaciones absurdas, aunque como nos demuestra, repletas de comicidad”
Breve entrevista.
1. Muy buenas, Miriam. Felicidades por el premio. Ser el tercer premio  entre 598 trabajos presentados es muy meritorio.
Muchas gracias. La verdad es que soy la primera sorprendida  y me siento muy agradecida al jurado por haber seleccionado mi relato entre todos los  trabajos presentados, incluso  en varios idiomas.
2. ¿Es la primera vez que te presentas a un certamen literario? ¿Qué es lo que  te motivó a presentarte a este?
No, me he presentado ya a otros certámenes, con mejor o peor suerte, pero es la primera vez que me presento a uno de estas características, a nivel internacional. Lo que más me motivó a presentarme fue la propia temática del concurso, el humor en la Administración, poder compartir situaciones cotidianas que logren poner una sonrisa en la boca, y más ahora, que hace mucha falta.
3 ¿El relato está basado en un hecho real?
Eso lo dejo a la imaginación del lector.  A lo largo del relato hay algunos datos que nos pueden poner sobre la pista…
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TRIBUNA

POLÍTICA

La función pública como salvavidas

  • El autor sostiene que, para atajar la corrupción, los políticos no pueden asumir ciertas decisiones a la hora de contratar obras o servicios públicos: hay que acabar con la "invasión de los partidos"

http://www.elmundo.es/opinion/2015/02/22/54ea2549268e3e49108b457e.html





Con la corrupción pasa como con el fútbol, que todo el mundo cree saberlo todo de ambos asuntos. La corrupción es un abuso de poder del cual se derivan beneficios privados mediante el incumplimiento de normas legales, lo cual no incluye la corrupción entre particulares y se limita al incumplimiento normativo. Según los barómetros del CIS, «la corrupción y el fraude» fue citado como uno de los tres problemas más importantes de España por el 7% de los encuestados en junio de 2008 y no ha dejado de subir de forma exponencial hasta el 41,5% en el barómetro de julio de 2014 y al 55,5% en el de enero de 2015. Ahora bien, una cosa es la corrupción que realmente existe y otra muy distinta la percepción que los ciudadanos tienen de esa corrupción. ¿Cómo medir la corrupción?
Dado que se trata de una actividad clandestina, no se pueden utilizar los mismos mecanismos que se usan en otros fenómenos sociales. Por ejemplo, no se puede hacer una encuesta preguntando a los funcionarios o a los políticos si alguna vez se han corrompido o no, pero la distinción entre funcionarios y políticos sí es pertinente. Porque ambos pueden corromperse pero los efectos de ambas corrupciones son muy distintos. La corrupción de los funcionarios se denomina corrupción administrativa y la de los políticos corrupción política en sentido estricto.
Para medir la corrupción administrativa se recurre a encuestas en las cuales se pregunta a los ciudadanos por sus experiencias en el pago de sobornos a funcionarios (estas encuestas se denominan «de victimización»).
Los datos de «victimización» en España son muy parecidos a los de países europeos que tienen niveles de percepción de la corrupción menores que en España. Según los encuestados, en 2009 y 2010 los sobornos a la policía eran prácticamente inexistentes en España (1%-2%). Los sobornos en el área educativa, sanitaria, tributaria y judicial apenas llegan al 2%-3% y los sobornos en el área urbanística y de permisos de construcción suben hasta el 3%-6%. Es decir, que, como era de prever, aparece el área urbanística como el espacio privilegiado para la corrupción en España, también en la corrupción administrativa.
La calidad de la función pública depende en buena parte del nivel técnico de los funcionarios, y ese nivel técnico depende, a su vez, de los métodos objetivos para medir el mérito y la capacidad a la hora de entrar al servicio de la Administración, que en el caso de España son una exigencia constitucional. No se entrará aquí a discutir la eficiencia del sistema de oposiciones que se usa en España, pero fueron éstas las que permitieron en su día modernizar la función pública española.
Benito Pérez Galdós mostró en su novela Miau los destrozos morales, económicos y políticos que traía consigo el sistema de cesantías que reinó en España durante la Restauración. En un sistema de alternancia como lo era aquél no sólo se sustituían los ministros, los subsecretarios y los directores generales, también cesaban hasta los ujieres de los ministerios.
¿Qué es una función pública moderna? Es aquella en la que sus miembros son inamovibles y sus carreras sólo dependen del mérito y la capacidad de cada persona. En los países más avanzados las carreras profesionales pueden llegar hasta el nivel de subsecretario.
Desgraciadamente, en España durante los últimos años han reaparecido los Miau, en forma de lo que se denomina «cargos de confianza». Pero no sólo vienen proliferando esos cargos en los niveles directivos sino también en los niveles administrativos, e incluso inferiores, politizándose así, de mala manera, los servicios públicos y también las empresas públicas, provocando un desfile deplorable de «cesantes» cada vez que se produce un cambio de gobierno en cualquiera de los tres niveles del Estado.
Los españoles ya se han acostumbrado a ver que cada vez que cambia el Gobierno se sustituyen direcciones enteras de organismos como la Agencia Tributaria (nada menos). Por otra parte, es en los lugares con peor puntuación en calidad de gobierno donde los expertos advierten un nivel más alto de politización de la función pública.
Cuando están en el candelero -como ahora lo están- peligros tan graves, los líderes políticos suelen anunciar, como primera reacción, leyes nuevas. Pero el catedrático Santiago Muñoz Machado nos ha recordado que existen en nuestro Código Penal muchos tipos aplicables a la corrupción. La legislación con que contamos es más que suficiente. Como en otros graves problemas del país, bastaría con hacer cumplir las leyes ya vigentes y también atenerse al «espíritu de las leyes», aunque la profusa, difusa, confusa y superabundante legislación que existe en España es, en sí misma, un grave problema.
A mi juicio, la corrupción política -más allá de la financiación irregular de los partidos con unos gastos (electorales o no) a todas luces exagerados- es una consecuencia más de un fenómeno más general al que se puede denominar «invasión ilegítima de los partidos políticos». Una «invasión» que afecta a otros poderes del Estado, como la Judicatura, a instituciones como los medios de comunicación social de propiedad pública y, en general, a la sociedad civil. Un caso paradigmático de esa «invasión» partidaria lo han constituido las cajas de ahorros, cuya gestión, politizada hasta el tuétano, ha terminado en desastre. También -como se ha dicho ya- han invadido la función pública.
Desde hace bastantes años (Mouritzen y Svara, 2002) se ha detectado que en España «el buen gobierno» municipal se ha visto seriamente deteriorado tras la cuasi-eliminación de los controles personificados en los funcionarios de habilitación nacional (secretarios e interventores, principalmente). En efecto, ahora a los secretarios e interventores los nombra el alcalde y así aparece, una vez más, la perversión de poner la zorra a cuidar del gallinero, de colocar al vigilado en el papel de vigilante.
Los funcionarios de habilitación nacional deberían ser seleccionados a nivel nacional para jugar el papel que juegan los consejeros delegados en las empresas privadas (chief executive officers, CEO en sus siglas inglesas), participando en las políticas públicas y velando también por los principios de mérito y capacidad a la hora de la selección y promoción de los empleados públicos.
Existe en Europa consenso en torno a una recomendación según la cual los CEO y los políticos electos se deberían repartir el poder de decisión en un 50% cada uno, pero en España, y no sólo en el nivel local, el desequilibrio es más que notable: el poder de decisión en los cargos electos es del 80% y tan sólo el 20% es de los CEO.
Si de verdad se quiere atacar la corrupción política es preciso que los políticos no puedan tomar cierto tipo de decisiones. Lo explicaré brevemente. Las decisiones sobre recalificaciones urbanísticas, contratación de obras y servicios públicos o concesiones administrativas pasan por tres momentos diferentes: primero se decide qué hacer, en segundo lugar se decide cómo hacerlo (proyecto) y en tercer lugar se decide quién lo va a hacer (mediante concursos, subastas, designación, etc.).
Pues bien, el qué hacer debe quedar en manos de los políticos, pero el cómo y el quién han de quedar en manos de comisiones ad hoc compuestas por funcionarios de carrera. Por otro lado, la subasta debería sustituir cuanto se pueda al concurso, evitándose así interpretaciones subjetivas que a lo único que conducen es a la arbitrariedad.
¿Evitará eso la corrupción? Quizá no del todo, porque siempre que existan seres humanos -y los funcionarios lo son- existirán tentaciones y algunos caerán en ellas, pero la corrupción se alejará de la política porque ya se sabe que quien evita la tentación evita el pecado y, precisamente, por ahí hay que cortar este nudo gordiano.

Joaquín Leguina es miembro permanente del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid.
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TRIBUNA http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/bala-plata-podemos_953919.html

La bala de plata de Podemos
Tomás Merina 02/02/2015

Nuestro sistema político ha tenido elecciones generales de tres tipos. Las de 1977 fueron de constitución del mapa de partidos, las de 1982 fueron de transformación, con la práctica desaparición de UCD, los 202 diputados del PSOE y el ascenso de Alianza Popular, como heredera política del descalabro centrista. El resto de elecciones, sólo han sido de alternancia entre el PSOE y el PP y de consolidación del bipartidismo.
Las próximas elecciones generales, a finales de 2015 (o comienzos de 2016), serán, en mi opinión, de transformación del arco parlamentario y de la dinámica de coaliciones postelectorales. Nuevo mapa de partidos, que refleja el hecho de encontrarnos en el gozne entre dos ciclos políticos y la crisis institucional que sufre la sociedad española. Surgirá un nuevo parlamento con nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos; es posible que otros se queden en la puerta (Vox), del resto (excluidos los nacionalistas), PP, PSOE, y UPyD, parece que entran en una dinámica de «virgencita que me quede como estoy».
La irrupción de Podemos está siendo espectacular, tanto que obliga a sus líderes a moderar su discurso y a reservarse su «bala de plata» para las elecciones generales. Su estrategia pasa por tener muy pocos portavoces, auténticos funambulistas dialécticos, capaces de retorcerse en un silogismo infinito y calmado, que permita mantener la ilusión de los electores. Enamorarse es inventarse el objeto deseado. El nuevo partido ha conseguido crear una seducción colectiva transversal, de unos ciudadanos cansados hasta la náusea de los escándalos de corrupción, espantados de los gobiernos de Zapatero, sin entender que se destinen multimillonarias cifras a sostener los bancos y no se tenga sensibilidad con los más desfavorecidos, una ciudadanía agobiada por el esfuerzo realizado en el sector privado y que los beneficiados de los partidos políticos (ayuntamientos por doquier, Diputaciones provinciales, Senado, asesores, etc.) no hayan realizado un sacrificio similar, haciendo recaer el esfuerzo del sector público en maestros, médicos y sanitarios. A través de estos malestares sociales, Podemos ha sabido construir un discurso, que genera una seducción colectiva, permitiendo que cada uno escuche en su mensaje, un discurso diferente al de los partidos mayoritarios y, como es genérico de manera superlativa, se ven reflejados los deseos colectivos, junto con una nueva clase política, sin pasado y regeneradora. Por todo ello, el fenómeno Podemos es transversal, afecta a los dos lados del arco parlamentario, llegan a mencionar que las ideologías son cosa del pasado, que hablar de izquierda y derecha es juego de trileros. Sus dirigentes, buenos conocedores de la ciencia política, quieren reservar su «bala de plata» para las generales, no quieren que un resultado en los municipales donde obtuviesen miles de concejales, fueran, al mismo tiempo, miles de voces sin control, que, con sus manifestaciones, rompieran el estado casi mágico de relación con los ciudadanos.
A pesar de su transversalidad, donde la nueva formación política amenaza con ser devastadora para los actuales players, es en la izquierda, en el hábitat natural del partido y de sus dirigentes. Hace unos meses, se hablaba de la posibilidad de coalición del nuevo partido con IU, hoy tras el rechazo del pacto con los antiguos comunistas, las encuestas sitúan la expectativa de voto (de IU), en el 50% de lo que tenía un año antes.
En el PSOE, antes del terremoto electoral que se vislumbra, parece que quieren actuar. El primer golpe son las elecciones en Andalucía. Es la mayor comunidad en número de habitantes, los más fieles al partido, Podemos tiene poca implantación en la CC AA, hay que aprovechar, obtener un triunfo significativo y levantar la moral de la militancia.
El problema es que en 2015 además de las andaluzas, habrá elecciones municipales y autonómicas, elecciones catalanas y, de estrambote, elecciones generales. Antes el PSOE tendrá que hacer sus primarias, para convalidar a Pedro Sánchez o elegir otro líder como cabeza de cartel. Todo indica que el actual secretario general no goza de la confianza de significativos barones. El resultado del PASOK en Grecia no lo quieren ni mirar, pero la realidad es tozuda y PSOE y Podemos se van a disputar un mismo electorado, un mismo hueco en el imaginario político de los españoles y unos mismos bancos en la Carrera de San Jerónimo.
El PP, en su última convención, no ha parado de mencionar, de forma tácita más que expresa, las ideas fuerza que manejan en el ideario de Podemos. Pero el PP no busca quitarle votos a la nueva formación política. Su objetivo es movilizar la abstención de su electorado, mediante una campaña de potenciación de miedo a lo desconocido. Esta estrategia seguida en Grecia, por el partido del gobierno conservador, no ha conseguido detener la victoria de Syriza, pero si hay obtenido un resultado razonable, frente al cataclismo sufrido en la izquierda.
Al PP parece que le agrada la perspectiva de unas elecciones, donde se plantee la victoria de los populares o de Podemos, con esta situación conseguiría la movilización máxima de su electorado y la mayor fragmentación de la izquierda.
En el centro dos formaciones, UPyD y Ciudadanos, en un acto muy español, no han sido capaces de consensuar un mismo ideario político y/o unos mismos líderes. A fecha de enero del 15, parece que está creciendo la expectativa de voto de Ciudadanos, que intenta realizar un despegue similar al de Podemos, desde unos planteamientos reformistas, desde dentro de las instituciones, pero sin el apoyo mediático (tv especialmente) será muy complicado.
Año electoral entretenido, sin duda.
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Diario de León.

Servicio municipal desde hace 95 años

25/01/2015
El uso de la madera en la construcción derivó en ocasiones en grandes incendios. Cuenta Luis Pastrana que uno de los más importantes afectó a tres calles en 1308. Otro, en 1654, propició el derribo de muchas casas, lo que dejó libre el espacio para levantar la Plaza Mayor. Pero el más famoso, sin duda, fue el incendio de la cubierta de la Catedral, en 1966. O más reciente, el fuego que se propagó hace un par de años de la sede municipal de Ordoño II.
Hasta 1834, apagar incendios era cosa de voluntarios en León. Ese año, el Ayuntamiento creó una compañía de seguros y una junta de incendios, a la que se adhirieron los propietarios de 27 edificios y el Cabildo de San Isidoro, aunque regía para toda la ciudad al considerarse «obligados a hacer bien a sus convecinos». La llegada del ferrocarril, poco después, propició que el Pleno aprobara, en 1877, el repique de campanas en las parroquias de la ciudad cuando se detectara un fuego.
El Consistorio llegó a entregar una subvención de 2.000 pesetas al año a esa sociedad por hacerse cargo de la extinción de incendios, pero el crecimiento urbano y los nuevos tiempos hicieron que el 8 de febrero de 1920, hace 95 años, el Pleno del Ayuntamiento decidiera municipalizar el servicio.
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Diario de León.
EDITORIAL: La inestabilidad y precariedad laboral evitan la emancipación

09/01/2015 http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/editorial-inestabilidad-precariedad-laboral-evitan-emancipacion_948033.html

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«Se tarda más en vivir sólo porque ahora no hay dinero para salir». Es el testimonio de un joven leonés obligado a permanecer en el hogar familiar ante la imposibilidad de emanciparse. Esa situación particular, retratada en una información que hoy publica este periódico, afecta a cuatro de cada diez jóvenes leoneses de entre 30 y 34 años. El porcentaje de emanciapdos en esa franja de edad (59%) es más bajo que en el conjunto de la comunidad autónoma (73,3%) y bastante peor que en el resto del país (75%). Pero es la consecuencia de la situación en la que vive el grueso de la población, las llamadas clases medias, las grandes víctimas no sólo de la crisis, sino incluso de los ajustes para tratar contener su avance. La crisis, la deuda heredada, la subida de los impuestos, el paro que parece que empieza a revertir y los recortes salariales laminaron ese sector de la población.


Un estudio revela que los jóvenes leoneses de esa edad que trabajan ganan 15.000 euros al año y que necesitarían destinar a la compra de una vivienda el 40% de sus rentas. Es inasumible por precariedad e inestabilidad.


Y justamente en ese estado de las cosas es la estructura familiar la que más está coadyuvando a soportar las consecuencias devastadoras que la crisis económica está teniendo para una parte considerable de una ciudadanía cuya esperanza ya sólo se sustenta en el ansia de que la pesadilla termine de una vez. No vale hablar de macroeconomía. Es la hora de pensar en todos y cada uno de los ciudadanos asumiendo que España pasó a ser uno de los países con una mayor brecha entre ricos y pobres, mientras la clase media, que es la que garantiza el progreso de un país, se difumina y los jóvenes mejor preparados y los más emprendedores se ven obligados a buscarse la vida lejos de aquí. No es la mejor realidad, pero es la que hay. Y lo que toca hacer es cambiarla.